Investigadores de las universidades Austral y de Los Lagos analizan cómo las industrias del arándano y el salmón moldean la vida de miles de trabajadores que cada temporada se desplazan entre comunas del sur del país. El estudio fue publicado en la Revista Iberoamericana RIVAR.

La relación entre la economía global y las realidades locales vuelve a ponerse bajo la lupa gracias al artículo “Migraciones estacionales y exportación global: dinámicas del empleo temporal en el sur de Chile”, publicado recientemente en la Revista Iberoamericana RIVAR. El trabajo, liderado por los investigadores Carla Marchant y Tomás Tapia del Proyecto Anillo sobre Desigualdades Territoriales, ejecutado por las universidades Austral de Chile y de Los Lagos, examina el impacto del empleo temporal en las comunas de La Unión, Calbuco y Chonchi, epicentros de la producción de arándanos y salmón en el país.
El estudio revela cómo cientos de personas se movilizan cada año entre zonas rurales y urbanas para incorporarse a faenas agrícolas y acuícolas, configurando verdaderas redes de migración laboral. “Las migraciones estacionales no son homogéneas, sino que responden a distintas trayectorias de vida. Identificamos trabajadores permanentes disfrazados, jefas de hogar, jóvenes estudiantes y campesinos que complementan sus ingresos sin depender exclusivamente del trabajo temporal”, explican los autores.
Las diferencias entre sectores también son evidentes. En el arándano, predomina una mano de obra femenina y desplazamientos de corta distancia, mientras que en la industria del salmón el empleo se asocia mayoritariamente a hombres y a movimientos interregionales. De acuerdo con el estudio, el 55,3% de los trabajadores son mujeres y el 44,7% hombres, con edades que van desde los 18 hasta los 67 años. Las trayectorias laborales también difieren: mientras en el arándano los ciclos son de dos a seis años, en el salmón hay quienes acumulan más de una década de trabajo temporal.
Los investigadores destacan que estas dinámicas no solo implican movilidad laboral, sino también social y familiar. Las personas entrevistadas provienen tanto de localidades rurales —como Folleco, Santa Elisa o Puluqui— como de ciudades como La Unión, Valdivia, Castro, Puerto Montt e incluso Santiago. “Lo que observamos son estrategias de vida marcadas por la incertidumbre, donde el trabajo temporal se vuelve una pieza clave para sostener los hogares en contextos de alta precariedad”, sostienen.
Más allá de los datos, Marchant y Tapia subrayan la importancia de visibilizar el aporte de estos trabajadores al modelo exportador chileno. “No se trata solo de cifras o toneladas exportadas, sino de personas que enfrentan ciclos de movilidad, cuidado y esfuerzo familiar para mantener industrias que posicionan a Chile en el mercado global”, reflexionan. A su juicio, el tema requiere mayor presencia en las políticas públicas, especialmente considerando que el trabajo temporal no está mencionado en la Política Nacional de Desarrollo Rural.
La publicación, disponible en el Volumen 12, Nº 37 (2025) de la Revista Iberoamericana RIVAR, representa un aporte sustantivo al debate sobre las desigualdades territoriales y el futuro del empleo rural en América Latina. El artículo completo puede consultarse en el sitio oficial de la revista: revistas.usach.cl/ojs/index.php/rivar/issue/view/601.