La urgencia climática en Chile Insular

Norka Fuentes: directora Laboratorio de Limnología Universidad de Los Lagos Hace 46 años, en 1979, el mundo comenzó a hablar formalmente del cambio climático durante la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima realizada en Ginebra, Suiza. Desde entonces, la advertencia se ha convertido en realidad. Lo que entonces era preocupación, hoy es emergencia. En 2023, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reemplazó el término “calentamiento global” por uno más contundente: “ebullición global”, reflejando la gravedad del escenario que enfrentamos. Aunque Chile emite una fracción menor de los gases de efecto invernadero a nivel global, los impactos del cambio climático se sienten con fuerza en todo el territorio. El aumento sostenido de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones, sobre todo en la zona sur y central, están transformando los paisajes y las formas de vida. En Chiloé, esta tendencia adquiere especial dramatismo por su condición insular que intensifica los conflictos socio ecológicos preexistentes y expone la fragilidad de su equilibrio ambiental. Los estudios científicos coinciden en que los ecosistemas insulares, como los del archipiélago de Chiloé, son los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Su tamaño reducido, la escasez de recursos básicos y su desconexión del continente los convierten en los primeros territorios donde la crisis climática se vuelve tangible. En estas islas, la sostenibilidad hídrica no es solo un desafío, sino una cuestión de supervivencia. A diferencia del continente, donde los ríos y lagos se alimentan también del deshielo cordillerano, en Chiloé el agua dulce depende exclusivamente de las lluvias. En este contexto, los bosques nativos, las turberas y pomponales cumplen un rol vital: regulan el ciclo hidrológico y funcionan como verdaderos reservorios naturales de agua. Una sola hectárea de musgo Sphagnum magellanicum puede almacenar hasta ocho millones de litros de agua y capturar 400 toneladas de CO₂, uno de los principales gases responsables del calentamiento global. Sin embargo, esta capacidad natural de resiliencia ha sido gravemente comprometida por la acción humana. La deforestación del bosque nativo para obtener leña, la sustitución por monocultivos forestales y la extracción indiscriminada de turba, han debilitado los ecosistemas insulares, reduciendo su capacidad para retener agua y mitigar el cambio climático. Adicionalmente, el cambio climático exacerba problemas costero-marinos cruciales para la economía local, la probabilidad de las mareas rojas ha aumentado, junto con la proliferación de las especies invasoras. La llamada “era de la ebullición global” exige una respuesta territorial, urgente y diferenciada. Chiloé necesita un instrumento de planificación territorial específico capaz de abordar las particularidades de su condición insular, su dependencia hídrica y su valor ecosistémico. Pero también requiere reconocer la sabiduría local de sus comunidades, que durante siglos han aprendido a convivir con el mar, los bosques y las lluvias. El futuro del archipiélago no puede depender de soluciones externas ni de respuestas paliativas como el camión aljibe. Su resiliencia está en la conservación de sus ecosistemas, en el cuidado de sus bosques, humedales y turberas, y en una planificación que integre ciencia, conocimiento local y justicia ambiental.

Investigadores de la ULagos publican avances sobre salud de buzos y mariscadoras de orilla

El equipo interdisciplinario dio a conocer sus primeros resultados científicos en revistas internacionales de alto impacto, abordando la salud ósea, cardiovascular y calidad de vida de trabajadores del mar del sur de Chile.   En el marco del proyecto “Perfil de Salud de Buzos de la Macrozona Sur”, investigadores e investigadoras de la Universidad de Los Lagos (ULagos) publicaron sus primeros resultados científicos sobre la salud de buzos artesanales y mariscadoras de orilla del sur de Chile. Los hallazgos fueron difundidos a través de artículos en revistas internacionales y nacionales de alto impacto, consolidando el trabajo del equipo académico en el ámbito de la salud pública y el bienestar costero. El artículo titulado “Contenido mineral óseo determinado por absorciometría de rayos X y su asociación con la fuerza de agarre manual en buzos latinoamericanos” fue publicado en la revista Frontiers in Public Health (WOS Q1, factor de impacto 3.0). El estudio está disponible en https://doi.org/10.3389/fpubh.2025.1591242 y cuenta con la autoría del doctor Álex Véliz Burgos, las académicas Anita Dörner Paris y Raquel Pereira Berríos, y el académico Edgardo González Sierra, todos de la ULagos. Además, el mismo equipo interdisciplinario ha publicado otros artículos en la Revista Scielo especializada en enfermedades cardiovasculares, correspondientes a las ediciones de enero y septiembre de 2025. Entre ellos se destacan los estudios “Evaluación de la salud cardiovascular en buzos artesanales de la Región de Los Lagos, Chile” y “Calidad de vida de mujeres recolectoras de orilla de comunidades litorales de la Región de Los Lagos en Chile”, disponibles en https://revfinlay.sld.cu/index.php/finlay. El doctor Álex Véliz explicó que estos resultados son parte de un proceso continuo de evaluación que busca generar propuestas concretas para mejorar la salud integral de los habitantes del borde costero. “Nuestro objetivo es avanzar en políticas y estrategias que beneficien directamente a las comunidades del mar, además de seguir difundiendo este trabajo en revistas científicas de alto impacto”, indicó el académico. Como parte de las acciones del proyecto, el equipo realizó recientemente una visita a la caleta de Nehuentue, en la comuna de Carahue, Región de La Araucanía, donde efectuaron evaluaciones de salud en colaboración con profesionales del Departamento de Salud Municipal de Carahue. La jornada permitió fortalecer la relación con las comunidades costeras y continuar con la recolección de datos en terreno. Macarena Agurto Pino, encargada comunal de Promoción del Departamento de Salud Municipal de Carahue, valoró la experiencia y destacó la articulación lograda entre los profesionales. “Contamos con el apoyo de las TENS Katherine Altamirano y Sonia Canales, y del nutricionista Yordan Fierro. Este proyecto refleja un verdadero compromiso con la salud de los buzos de Nehuentue y demuestra la importancia de la tecnología en la medicina preventiva”, señaló. Los resultados de las evaluaciones realizadas —que incluyen mediciones de composición corporal y salud cardiovascular— permitirán diseñar estrategias que mejoren la calidad de vida y el rendimiento de los buzos y mariscadoras, beneficiando directamente a las comunidades del litoral sur de Chile.